[ Post ] Mari Carmen Saez
Cuando me enteré que Silvia organizaba una merienda en el séptimo con Pranarom, no me lo pensé dos veces ¡Me apunto!
Y es que mi historia con Pranarom viene desde hace ya algunos años. Todo comenzó una mañana de abril de 2014 cuando Yolanda me hablaba en una cafetería en la calle Mayor frente a la que sería mi farmacia. Su pasión me cautivó. El amor por los productos que representaba, transmitía la fuerza de la convicción del que sabe que tiene lo mejor para recomendarte.
Hasta ese momento, la aromaterapia me sonaba a esos aceites que se ponen en el quemador y a los que era tan aficionada en mi adolescencia. Pobrecita mi madre, que al abrir la puerta de mi cuarto arrugaba la nariz cuando le explotaban en la cara esos aromas intensos a lavanda, romero o “vaya usted a saber qué es lo que ha puesto ahí la niña”.
Los olores me conducen a mis recuerdos. Me transmiten paz, confianza o me activan según sea lo que llega a mi nariz. El café por la mañana me reconforta, el perfume de mi madre o el olor a bebé me llevan a momentos únicos. Seguro que tú también has sentido ese escalofrío que te recorre el cuerpo cuando intuyes que se acerca por detrás tu pareja con un abrazo preparado para ti. ¿A que no me equivoco?
Porque es que el sentido del olfato está pegadito a las emociones.
Y ahí está mi lavanda para descansar por las noches o el laurel antes de una reunión difícil. Alguien en mi mesa dijo que le encantaba el Ylang-Ylang ¡Y a mí también! Vino, velas e Ylang-Ylang. Pruébalo y me cuentas. ☺
Esta merienda olía a Yuzu, intenso, fresco, alegre, relajante. Una combinación perfecta con el pastel de limón de @postresparapaula. Delicioso.
Y a lavanda, aunque ya no hacía falta, porque el clima que se respira en el séptimo nos trae siempre esa calma.
Y así, con esa paz, empezamos con la cata de texturas de aceites vegetales. El de aguacate nutre hasta las manos más castigadas. El de rosa mosqueta no huele a rosa, que no te engañen. El de jojoba es ideal para pieles con tendencia grasa como la mía.
Luego elegimos el aceite esencial ideal para cada una: relajar la piel, nutrir, imperfecciones, antiarrugas… Diez gotitas en mi frasco de aceite de jojoba y… ¡e voilà! ya tenía mi acetite personalizado.
Redescubrir Pranarom en mi piel ha sido un placer. Ahora, además de usar los aceites esenciales como botiquín de casa, también los tengo en mi tocador de belleza.
Gracias Silvia y Pranarom por esta merienda en el séptimo, que además, un parón en miércoles se agradece el doble.
Mari Carmen
Así nos cuenta Mari Carmen su experiencia en nuestro primer taller en el Séptimo… sin duda una delicia conocer estos maravillosos aceites esenciales y todo lo que pueden hacer por nosotras. Gracias a Cristina de Pranarom por enseñarnos de una forma tan divertida y amena y a Mariona y todo su equipo de Secreto a Voces por confiar en nosotros para la organización de esta tarde tan divertida. Una suerte poder compartirla con tantas buenas amigas.
Eva, tu merienda fue un autentico lujo, qué manos tienes para la repostería!
El próximo taller está a la vuelta de la esquina, ¿te apuntas?
Silvia