[ Fotografía ] Isabel Muñoz
[ Post ] Eva Llamas
De ese ratillo pre-cena en corrillo, lo que más recuerdo es cómo ayudaba Susana a cortar y servir la cena (sin poder probarla porque estaba pachucha), a la vez que daba un consejo sobre cómo cortar un pastel (salado en este caso) si la superficie está crujiente; “en lugar de cortar con un cuchillo (aunque lo ideal sería utilizar uno de sierra como el del pan), podéis utilizar también unas tijeras, dar unos cortes en la superficie delimitando el trozo, y después cortar con el cuchillo o la pala”. ¡Pues nunca se me habría ocurrido! Ya se iba respirando con todo el cariño del mundo esa maestría y experiencia por los cuatro costados.
Cuando ya terminamos de cenar, tomamos asiento como siempre, para comenzar la ansiada tertulia, casi en familia (ya os digo que en este caso mis tíos eran los expertos ponentes), con toda la emoción y expectación que al menos a mí siempre me han provocado las cenas de Silvia, a las que voy encantada porque siempre me ha gustado escuchar y aprender.
Vaya por delante, y aunque pueda sonar a tópico, que esta ha sido en la que más he disfrutado, por todo: por volver a tener ganas de cocinar, que era mi objetivo como les conté en mi turno de presentación; por ver cómo una vez más, si se quiere se puede hacer realidad un proyecto, aunque empiece casi desde la nada, con una foto no muy glamurosa de unos filetes rusos o un morteruelo, al que por desgracia no le puedes pedir que te sonría para la foto, o con una sábana colgada del toldo de la terraza para tamizar el sol…; por seguir agradecida de escuchar cómo hay gente como ellos que de verdad quiere compartir buenos consejos y experiencias para ayudar a otros, contestando todos los mensajes que recibe, siendo ya toda una celebridad, cuando alguien le pregunta si se puede hacer alguna receta con la parte verde del puerro…; porque en ciertos momentos de la tertulia me sentí completamente identificada con Susana, y con otras mujeres valientes que han reorganizado su vida por otra mejor para hacer pan, galletas, talleres, cenas y tertulias en su casa o donde se tercie…; pero sobre todo, sobre todo, sobre todo, por la calidad humana de los protagonistas de esta ocasión, que es lo que me llevo, y lo que tardé medio minuto en llamar por teléfono a mi soñoliento marido al salir a eso de las 2:30 de la madrugada del Séptimo, para contarle llena de ilusión mientras conducía de vuelta a mi casa.
“ILUSIÓN”
Creo que los que allí estuvimos esa noche estaréis de acuerdo en que probablemente esta sea la palabra que más salió de los labios de Susana, al contarnos toda su trayectoria junto a Jesús y junto a su madre, con su maravilloso proyecto Webosfritos.
Desde los inicios con el blog y el contador de visitas, que ellos pensaban que iba sumando registros gracias a su prima la de Valencia, su vecina de la esquina, los premios Bitácoras que recibieron y que salieron a recoger con las piernas temblando desde la fila de detrás de La Casa Encendida, los 7 libros que han publicado ya y por los que dan las gracias millones de veces a todos y cada uno de sus fieles seguidores, a los que ella es incapaz de recibir en una firma de libros sin darles como mínimo un abrazo y comentar la jugada de la foto de la última receta del entusiasmado seguidor… hasta cómo el hecho de ser reconocidos por un chaval en el metro de París gracias a que su madre era una super fan de sus recetas, les hizo darse cuenta de que habían creado algo muy importante, y ser conscientes de que esa ilusión y constancia estaba dando frutos más que merecidos.
“CONSTANCIA”
La segunda palabra más pronunciada por Susana y por Jesús. ¡Y qué razón tienen!
Muchas les preguntábamos cómo eran capaces de llevar el ritmo de un trabajo por cuenta ajena, como asesora fiscal y arquitecto, y un trabajo por cuenta propia, como el que llevan a cabo con Webosfritos. ¿Magia? ¿Malabares varios? “Constancia, constancia, y constancia, con trabajo e ilusión. Somos super, super, super disciplinados; ya nos hemos comido todas las Navidades en nuestro polisalónwebos…”.
“PASIÓN”
La que transmiten en cada palabra, cada anécdota… aquella noche todo el salón de Silvia casi se quedaba justo para tanta admiración al escucharles. Tanto si hablaban del mejor brownie del mundo como si hablaban de cómo algo tan mecánico como el proceso de montaje y desmontaje de los apechusques de fotografía en su salón ayudaban a resolver en su mente problemas del trabajo que no habían logrado resolver durante la semana.
Nos hablaron mucho de sus hijos también, y cómo han conseguido compaginar todos juntos las horas dedicadas a Webosfritos con el ocio, y “cómo todo encaja en un hilo conductor que fluye sin necesidad de forzar. Cuando lo vives como una pasión es tan fácil…”. A Susana le brillan los ojos y le resplandece la cara cuando pronuncia estas palabras. Y ahí es cuando yo sueño con ser como ellos dentro de unos años…
“FIDELIDAD”
Tanto de sus seguidores hacia ellos como de ellos hacia todos sus seguidores y proveedores de toda la vida. Me impactó muchísimo cuánto se emocionaba Susana cada vez que hablaba de sus seguidores y lectores, de lo feliz que le hacía saber que sus recetas salen, de cómo se desplazan desde cualquier punto geográfico para verla cuando firma libros… emociones reales y sinceras, cómo no, en el Séptimo de Silvia.
Tanta cercanía, humildad, honestidad y cariño, y tanto amor por su familia es lo que estoy segura que está haciendo de su proyecto Webosfritos el exitazo que es. Y yo salí de allí cargada de ilusión, porque creo que tienen toda la razón del mundo cuando dicen que la constancia es el motor principal de cualquier proyecto, que sin pasión ningún brownie puede llegar a ser el mejor del mundo, y que sobre todo lo mejor es ser fiel a uno mismo, olvidarse un poco del photoshop, aprovechar las escapadas para conocer más de cerca un buen producto de la zona y conseguir que a sus hijos les encante ese plan.
Y también porque aunque estemos en la época de “mejor no utilizar azúcar, mejor no comer carne, mejor no usar mantequilla”, comparto con Susana que la mejor textura, esponjosidad y sabor para un bizcocho sin duda se consigue con el azúcar, digan lo que digan.
Espero que nos volvamos a ver pronto, y os agradeceré siempre que consiguierais que por fin le diera salida a la calabaza que había comprado hacía ya una semana, pero sobre todo al subidón de ilusión que me inyectasteis (y seguro que a todos los que estábamos allí esa noche), ahora que yo también comienzo un nuevo camino.
Gracias de corazón, familia.
Muchísimas gracias Eva, desde que nos conocimos te has convertido en alguien muy especial para mi. Eres una artista y sobre todo una gran persona! Os animo a todos a que conozcáis su precioso trabajo en la que encontraréis piezas preciosas de cerámica que son ideales para cualquier casa.
Gracias a todos por vuestra compañía, haciendo una cena fantástica en la que no faltaron las risas en ningún momento. Queridos Susana y Jesús sois lo más, de verdad GRACIAS! comparto todo lo dicho por Eva! Gracias también a ti Isabel, por estas fotos tan bonitas y entrañables del encuentro! Gracias a Dulces para Paula por sus deliciosos plato!
Silvia