[ Crónica ] Lucía
[ Fotografía ] Mary Wilson
¡Hola! Soy Lucía, Allberry Fields, y hoy me cuelo en el blog de Silvia para contaros mis impresiones sobre la última velada celebrada en su casa: la cena con Nuria Pérez.
Me encanta que Silvia me haya invitado a escribir la crónica porque puedo hablar de algo que normalmente ella no dice. Y es que ella siempre tiene palabras bonitas para los demás pero hay algo de lo que no se ha hablado aún en su blog: de lo buena anfitriona que es, de lo bien que cocina y presenta los platos y de lo bonita que es su casa.
Era la primera vez que iba a una Cena Adivina y sólo con entrar ya supe que no iba a ser la última. Nos fue recibiendo una a una con la mejor de sus sonrisas y, a pesar del cansancio (me consta que llevaba en pie desde las siete de la mañana), no descuidó ni el más mínimo detalle en toda la noche.
Una vez hubimos llegado todas, Silvia dedicó unas palabras a Nuria y a lo que significaba para ella que estuviera allí esa noche por segunda vez y, tras invitarnos a que nos sintiéramos como en casa, nos propuso «romper el hielo» presentándonos una a una aunque, y como bien anotó Silvia, no hacía mucha falta porque parecía que nos conociéramos de toda la vida. Eso sí, cuando Nuria empezó a hablar, se hizo el más absoluto silencio.
No sé si todas conoceréis a Nuria Pérez (si no, ya estáis tardando), pero mi «historia» con ella viene de lejos. La descubrí hace mucho tiempo a través de Instagram y me conquistó por todas las cosas divertidas que hacía con sus hijas. Aún no existía su famoso #trythisonmondays, pero a través de su maravilloso «Adventures Archive» descubrí millones de actividades creativas para poner en práctica con mi sobrina y convertirme en la tía más molona del universo.
Cuando se abrió la siguiente edición de su curso en Hello Creatividad, Writing for self discovery, me apunté sin dudarlo; y creedme si os digo que es una de las cosas más bonitas que me han pasado en el último año. Podría daros mil detalles, pero de verdad que es mejor que lo comprobéis vosotros mismos porque es un curso de sensaciones y eso es algo que no se explica con palabras.
Nuria es paz y transmite paz. Habla con una quietud que embelesa, pero sin perder nunca su genio gallego, y es tan inspiradora y creativa que te hace preguntarte si seréis del mismo planeta.
Empezamos con Family time. Con tantas mamás deseosas de pasar más tiempo de calidad con sus peques, no podía ser de otra manera. Family Time, por si alguien no lo conoce, es un programa de coaching creativo que Nuria ofrece a niños, padres o familias de forma individual o en grupo.
Salieron dudas y miedos (a estar educando bien en casa, a no escoger bien el colegio, a no pasar suficiente tiempo con ellos…). pero Nuria supo calmar todos y cada uno de ellos. Según dice «todos los padres nos equivocamos, hacer crecer es el trabajo más duro y hay días buenos y días malos», y creo que todas sintieron alivio al saber que no debían, no mucho menos, intentar ser supermamás.
Respecto al colegio, Nuria comentó que uno de los criterios por los que escogió el colegio de sus hijas fue por el tamaño, porque un colegio con pocos estudiantes permite a los niños no perderse entre la multitud y ver cubiertas sus necesidades de atención personalizada en cualquier momento; aunque, obviamente, esto es cuestión de gustos.
Comentó también que es importante establecer rutinas y disciplina para las diferentes actividades. Se puede fijar, por ejemplo, una hora concreta para juegos en familia y animarles después a hacer cosas por su cuenta. Esto ayuda a los papás que disponen de poco tiempo, porque pueden disfrutar de sus hijos durante determinado tiempo al día sin sentirse culpables el rato que no lo hacen.
Hablamos también del bilingüismo, de la disciplina y de la importancia de que prueben diferentes actividades. Muchas mamás afirmaban que, precisamente para ayudarles a asumir responsabilidades, no les permitían cambiar de actividad extra escolar hasta haber finalizado el curso. Nuria, sin embargo, comentaba que es importante que los niños prueben diferentes cosas, que se cansarán y querrán dejar muchas de ellas, pero a base de intentar diferentes actividades se descubren a sí mismos y acaban por encontrar ese algo que les apasiona (a modo de anécdota nos contó que su hija mayor ha descubierto que le encanta la tapicería, algo bastante inusual en una niña de su edad, pero que precisamente gracias a tener la oportunidad de probarlo podrá saber hasta qué punto le gusta o no).
Creo que, llegados a este punto, se nos hicieron las dos de la mañana y cambiamos el chip al Working Time, otro programa de coaching que Nuria ofrece dentro de Sparks and Rockets pero que está «dedicado a esa parte de ti que va más allá de tus roles».
Este cambio dio lugar al momento más mágico de toda la noche. Por un tiempo, y creo que sin ninguna darse cuenta (quizás por el grado de intimidad y confianza que habíamos alcanzado), todas pensaron en ellas y nada más que en ellas. Ni madres, ni esposas, ni hijas. Ellas, sólo ellas, pensando en formas de desarrollarse por el simple gusto de hacer las cosas mejor, de aprender más o de crecer más como personas. De verdad que fue genial presenciarlo, porque de verdad que todas tienen mucho potencial.
Todo el tiempo he estado hablando en femenino, pero se me ha olvidado mencionar que tuvimos un plus one muy especial, Alberto, el bebé de María Una mamá motera, que se portó super bien y no hizo más que dormir y comer. Creo que alguna salió con ganas de aumentar la familia…
Gracias, Nuria, por cargarnos de fuerza y hacernos sentir capaces de todo. Y gracias, Silvia, por acogernos y tratarnos tan bien. Yo, sin duda alguna, pienso repetir.