Qué bien lo pasamos en Navarra. Qué bonito es, qué bien nos trataron y cuánto aprendimos juntos. Florette es esa marca de ensaladas preparadas que siempre ves tan perfectas en el super. Yo me preguntaba cómo harían para que llegaran tan rápido y en tan buen estado de la huerta a casa.
Ahora sé el secreto… EL FRÍO.
La verdad que pasamos 24 horas geniales. Carmen Quintano y yo llegamos algo antes a Tudela porque ella preparaba un taller de ensaladas con el que disfrutamos muchísimo y yo una «Cena Adivina» para esa noche con todos los invitados de Florette.
Las dos trabajamos frenéticamente toda la mañana sin perder la sonrisa, esa que te sale cuando te estas dedicando a una de las cosas que más te gustan. En mi caso concreto poner mesas bonitas me chifla. El hotel «Villa Marcilla» abría las puertas ese día después de más de un año cerrado así que el ambiente era de nervios y mucha ilusión. Ese que a mi me encanta.
Ideé la mesa en sueños, nunca había estado en el hotel y fue complicado imaginármelo todo. Pedí una mesa cuadrada que facilitara la conversación entre todos. Sobre un mantel blanco, fue tomando forma esta mesa campestre en un comedor fantástico con un papel pintado que me enamoró.
Antes de ir a Navarra pasé por mis tiendas favoritas y colaboradoras de todas mis cenas, y cogí un montón de detalles que me permitieron recrear un picnic lleno de detalles.
Llevaba una maleta enorme llena de cosas bonitas de Sostrene Grene y Banak Importa que pesaba como un muerto, pero mereció la pena el esfuerzo.
Reconozco que tuve que improvisar mucho pero me encantó el resultado final. Los colores elegidos, las flores y los multiples detalles me permitieron disfrutar de poner una de las mesas más bonitas que he hecho hasta la fecha.
Las mantas de Sostrene Grene cuadraron milagrosamente bien con el tamaño de la mesa, los jarroncitos, las velas, las flores campestres, las telas de Gancedo con las que envolví los cubiertos… al final todos los detalles sumaron para conseguir ese toque natural, sencillo pero bonito que buscábamos para que los invitados de Florette se sintieran especiales pero a la vez como en casa.
Con la mesa ya casi preparada disfruté del fabuloso taller que dio Quintano. Aprendimos a hacer ensaladas equilibradas, sanas y ricas en tarros de cristal. Una forma ecológica, sana y perfecta para conservar y llevar a cualquier parte.
Carmen, creadora de Dieta Sana y ejercicio, todo lo hace fácil y divertido. Pasamos un rato genial todos juntos y desde entonces soy adicta a las ensaladas de Florette en tarro. La variedad de lechugas que tienen, los topping, las salsas, las mezclas con quinoa, trigo, pasta, arroz, aguacate, tomates de huerta… un sin fin de variedades para que no nos aburramos nunca.
Carmen nos enseñó a mezclar los distintos ingredientes de una forma equilibrada y me di cuenta de que cuidarse es mucho más fácil de lo que pensaba.
Después todos a descansar y yo a dar los últimos toques, encender las velas y esperar a nuestros invitados para disfrutar de una cena en la que no faltaron las risas, las emociones y la oportunidad de conocer mejor al equipo humano de Florette.
Pudimos conocernos mejor unos a otros, opinar, dar ideas e intercambiar experiencias que ayudaran a Florette a seguir avanzando, innovando y consiguiendo ser ese producto que tanto facilita que llevemos una vida más sana y equilibrada. El eslogan era «La vida en verde», una reflexión que nos lleva a tomar conciencia de lo importante que es ser positivo y cuidar no solo nuestro cuerpo sino sobre todo nuestra mente y actitud.
Quisimos tener un detalle con nuestros invitados para que pudieran tener en sus manos aquellas instantáneas de las personas y vivencias que dan de verdad sentido a sus vidas. Una manera de no olvidarnos nunca de quienes somos, de dónde venimos y valorar lo realmente importante.
Todos elegimos una frase que nos inspirara especialmente para seguir adelante con ilusión, la emoción más importante para conseguir nuestros objetivos.
Y, disfrutando de una cena deliciosa con productos de la huerta de Florette y típicos de la espectacular cocina navarra, nos pasaron las horas volando y «aprendimos disfrutando» entre nuevos amigos.
A la mañana siguiente nos esperaban los campos de Florette y conocer todo el proceso de cómo llega el producto de la huerta a nuestro supermercado. Me quedé helada, literalmente.
Los campos son increíbles y nos explicaron todos los detalles de los procesos de plantación, cultivo y recolección. Todo perfectamente estudiado y protocolizado para obtener la máxima calidad en el sus productos. No vale un casi perfecto, sus hojas son perfectas y se desechan las que tiene cualquier cosita. En los campos de rúcula el olor era una delicia.
El frío es la clave de su éxito. Desde que se recolecta llega a las fabricas en una camión congelador donde ya no pierde la cadena de frío hasta que llega a tu casa y lo metes en la nevera hasta consumirlo.
Yo pasé frio y me lavé las manos cada vez que cambiábamos de sección. Se siguen unos protocolos muy exigentes en todo el proceso y creedme que al abrir la bolsa de una ensalada Florette podéis estar seguros de que está impecable. Ese crujientito y sabor tan rico no es casualidad, es el resultado de una esfuerzo enorme por parte de todos los trabajadores de esta empresa.
Me gustó especialmente conocer su filosofía de trabajo y el cuidado del gran equipo humano que consigue que, un producto de consumo tan rápido como este, llegue a nuestros hogares de forma rápida y con una calidad aun mayor que si la cogiéramos nosotros del propio huerto.
Gran empresa, grandes personas, grandes productos.
Gracias a Florette por su confianza en mi y por una experiencia tan reveladora.
Todas las fotos y este vídeo tan bonito son de Cris Cantero. Una crack con una creatividad y sensibilidad fuera de lo normal.
Silvia
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